El cáncer de seno (o cáncer de mama) se origina cuando las células en el seno comienzan a crecer en forma descontrolada. Estas células normalmente forman un tumor que a menudo se puede observar en una radiografía o se puede palpar como una protuberancia (masa o bulto). El tumor es maligno (cáncer) si las células pueden crecer penetrando (invadiendo) los tejidos circundantes o propagándose (metástasis) a áreas distantes del cuerpo. El cáncer de seno ocurre casi exclusivamente en las mujeres, pero los hombres también lo pueden padecer.
¿Dónde se origina el cáncer de seno?
Los cánceres de seno pueden originarse en diferentes partes del seno. La mayoría de los cánceres de seno comienza en los conductos que llevan la leche hacia el pezón (cánceres ductales). Algunos cánceres se originan en las glándulas que producen leche (cánceres lobulillares). También hay otros tipos menos comunes de cáncer de seno.
Un pequeño número de cánceres comienza en otros tejidos del seno. Estos cánceres se llaman sarcomas y linfomas, y en realidad no se consideran cánceres de seno.
Aunque muchos tipos de cáncer de seno pueden causar una protuberancia (bulto o masa) en el seno, no todos lo hacen. Muchos cánceres de seno se encuentran en mamogramas de detección que pueden mostrar los cánceres en una etapa más temprana, a menudo antes de que puedan palparse, y antes de que se presenten síntomas. Usted debe estar atenta a otros síntomas del cáncer de seno e informarlos a su médico.
También es importante que sepa que la mayoría de las protuberancias de los senos son benignas y no cancerosas (malignas). Los tumores no cancerosos de los senos (benignos) son crecimientos anormales, pero no se propagan fuera de los senos y no ponen la vida en peligro. Sin embargo, algunas protuberancias benignas en los senos pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de seno. Cualquier masa o cambio en el seno debe ser examinado por un profesional de atención médica para saber si es benigno o maligno (cáncer), y si podría afectar su riesgo futuro de padecer cáncer.
Prevención del cáncer de mama
El cáncer de mama no se puede prevenir, sin embargo, parece demostrado que se puede reducir el riesgo de padecerlo realizando ejercicio físico de forma regular y evitando el consumo de alcohol y la obesidad tras la menopausia. El uso de tratamientos hormonales sustitutivos durante la menopausia también se asocia a un incremento del riesgo de padecer la enfermedad.
Además, se valora como un factor de riesgo relevante los antecedentes familiares. Si existe una historia familiar de cáncer de mama es conveniente que se pida Consejo genético para determinar si el cáncer se asocia con una mutación genética hereditaria.
El Consejo genético es el estudio del patrón genético de un paciente con un tumor, en este caso cáncer de mama. Con ello se puede saber si una mujer es portadora de mutaciones en algunos genes, como los BRCA-1 y BRCA-2, relacionados con el cáncer de mama, el cáncer de ovario y otros.
Diagnóstico
El proceso de diagnóstico del cáncer de mama comienza cuando existe la sospecha por la exploración física o una mamografía de rutina. A partir de ese momento el especialista puede realizar una serie de pruebas que confirmen el cáncer:
Mamografías: Imágenes de rayos X que detectan zonas anómalas de la mama. Estas pruebas no son fiables al cien por cien y pueden ofrecer imágenes sospechosas que al final no son malignas o no detectar un tumor maligno.
Ecografía: Permite distinguir lesiones quísticas (rellenas de líquido) de lesiones sólidas. Esta técnica suele completar a la mamografía.
Resonancia magnética nuclear (RMN): Es una exploración radiológica que utiliza la acción de un campo electromagnético para obtener imágenes. La RMN se utiliza como prueba complementaria de las dos anteriores o para analizar el cerebro o la médula espinal.
Si tras realizar estas pruebas la sospecha continúa, el siguiente paso que dará el especialista será la confirmación del cáncer realizando una biopsia.
Anatomía patológica: El diagnóstico definitivo del cáncer lo establece el especialista en anatomía patológica al observar las células malignas obtenidas en la biopsia bajo el microscopio.
A partir de estas células será capaz de definir el tumor, evaluar el pronóstico y los posibles tratamientos. Los factores que evalúa son:
Tamaño tumoral: Cuanto mayor sea el tumor, mayor riesgo hay de que vuelva a aparecer.
Tipo histológico: Depende de las células de las que derive el tumor. El carcinoma ductal es el más frecuente (80 por ciento de los casos), seguido del carcinoma lobulillar.
Grado histológico: Aporta información sobre la maduración (crecimiento) de las células del tumor. Las más diferenciadas son las más maduras, de grado I y menos agresivas; las menos diferenciadas son las de grado III.
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Las emociones y el cáncer de seno
Durante el tratamiento, es posible que sienta estrés debido a muchas emociones diferentes. Esto les ocurre a muchas mujeres, pues es normal sentir cierto grado de depresión, ansiedad y miedo cuando el cáncer es parte de su vida. También es normal que tenga algo de angustia. Algunas mujeres se afectan más que otras. No obstante, todas las personas pueden beneficiarse de la ayuda y el apoyo de otras personas, ya sea amigos y familiares, grupos religiosos, grupos de apoyo, consejeros profesionales, entre otros.
Las emociones también pueden surgir después del tratamiento. Por ejemplo, probablemente le preocupe que el cáncer pueda regresar. Tal vez usted esté más consciente de los efectos del cáncer sobre sus familiares y amigos, así como los efectos sobre su vida profesional. Quizás este sea el momento para reevaluar sus relaciones con sus seres queridos. Otros asuntos inesperados también pueden causar preocupación. Por ejemplo, tal vez sienta estrés a causa de preocupaciones económicas que surgen a medida que recibe tratamiento. También es posible que las consultas con los médicos sean menos frecuentes después del tratamiento y que tenga más tiempo disponible para usted. Cualquiera de estos asuntos podría causarle ansiedad.
Imagen corporal y sexualidad después del cáncer de seno
Aprender a sentirse bien con su cuerpo durante y después del tratamiento del cáncer de seno es una experiencia personal que es diferente para cada mujer. La información y el apoyo que usted reciba pueden ayudarle a afrontar estos cambios con el pasar del tiempo.
Sentirse bien con su cuerpo durante y después del tratamiento del cáncer de seno
Además del estrés emocional que el cáncer y su tratamiento pueden causar, muchas mujeres con cáncer de seno también tienen que lidiar con cambios en su apariencia como resultado del tratamiento.
Algunos cambios pueden ser de corto plazo, como la pérdida del cabello. Sin embargo, incluso los cambios a corto plazo pueden tener un efecto profundo en la percepción de sí misma de la mujer. Hay varias opciones para ayudarle a lidiar con la pérdida del cabello, incluyendo pelucas, sombreros, pañuelos, y otros accesorios. Como otra opción, algunas mujeres optan por mostrar sus calvicies como una manera de identificarse como sobrevivientes del cáncer de seno.
Otros cambios son más permanentes, tal como la pérdida de parte o todo un seno (o los senos) después de la cirugía. Algunas mujeres también seleccionan la cirugía reconstructiva para restaurar la forma del seno. Si opta por no hacer la reconstrucción del seno, usted puede decidir si usa un seno postizo o una prótesis.
Sexualidad después del cáncer de seno
Después del cáncer de seno, es posible que tenga inquietudes sobre la sexualidad. Los cambios físicos, especialmente después de la cirugía, pueden causar que algunas mujeres se sientan menos cómodas con sus cuerpos. Es posible que haya una pérdida de sensibilidad en el seno afectado. Otros tratamientos del cáncer de seno, como la quimioterapia, pueden cambiar sus niveles hormonales y pueden afectar su interés o respuesta sexual.
La relación con su pareja también es importante. A su pareja le puede preocupar cómo expresar su amor física y emocionalmente después del tratamiento, especialmente después de la cirugía. No obstante, el cáncer de seno puede ser una experiencia de crecimiento para las parejas (especialmente cuando las parejas participan en el proceso de toma de decisiones y acuden a los tratamientos).
Seguimiento después del tratamiento del cáncer de seno
Muchas mujeres se sienten aliviadas y entusiasmadas al finalizar el tratamiento del cáncer de seno. Sin embargo, este también puede ser un momento de preocupación para las mujeres que temen su cáncer puede regresar, o que se sienten perdidas sin la misma frecuencia de visitas a su equipo de atención del cáncer.
Aun cuando haya completado el tratamiento, sus médicos querrán estar muy atentos a usted. Es muy importante que acuda a todas sus citas de seguimiento. Durante estas visitas, los médicos le preguntarán si tiene algún problema, y puede que le hagan exámenes y análisis de laboratorios o estudios por imágenes para determinar si hay signos de cáncer o para tratar efectos secundarios.
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